Miguel Macaya y el negro sugerente

Miguel Macaya, artista santanderino nacido en 1964, pertenece a una de las generaciones más recientes de pintores realistas. Su obra, que ha sido calificada como “existencial” y mantiene su distancia respecto a corrientes mayoritarias y etiquetas, nos sitúa frente a modelos y objetos que parecen proceder de la tradición pero que se envuelven en auras inquietantes, propias del final de una era; es fácil encontrar en sus trabajos reminiscencias de Goya, o de los claroscuros barrocos, y sus fondos suele dominarlos un negro contundente y sin anécdotas. En cuanto a temáticas, tiende a optar por las naturalezas muertas, los retratos de animales o los de figuras humanas entre las que no faltan los artistas y toreros, mostrados a veces con cierta ironía.

Algunas de sus composiciones más recientes las exhibe, hasta el próximo 8 de marzo, la Galería Jorge Alcolea en Madrid. Contemplaremos piezas de aire clásico en las que destaca un tratamiento lumínico que es ya sello de este autor y una mirada despojada hacia enseres materiales o instantes que han sido, en la historia de la pintura española, plasmados en muchas ocasiones, pero que Macaya logra abordar como si esa asiduidad pasada no hiciera mella en su misterio; según Muñoz Molina, los observa “como si todavía no los hubiera pintado nadie, tan solo en su arte, en su oficio de pintor”. De hecho, en aquellas escenas donde aparecen figuras, podemos tener la sensación de que el pintor las ha sorprendido en su actividad o sus pensamientos al abrir una puerta, al encender la luz; rompiendo un momento de ensimismamiento o no llegando a hacerlo todavía.

En la mayor parte de sus lienzos se da también esa concentración: pocas veces veremos paisajes y sus sujetos suelen estar solos, incluso solos en la compañía; los objetos que los rodean son escasos y tampoco es raro que carezcan de partes fundamentales de su cuerpo o que su rostro se funda con la oscuridad. El artista estimula, de ese modo, nuestra curiosidad: nos invita a imaginar aquello que no vemos pero que sabemos necesario para completar el conjunto (la mesa que se intuye tras el plato, el medio cuerpo restante del rinoceronte retratado).

Los individuos convocados en sus obras (muchos de perfil), los utensilios, parecen llegados de otro tiempo a esos lienzos, pero a su vez resultan familiares a cualquiera. Su extrañeza no apunta a lo siniestro, aunque sí a secretos iluminados, revelados, solo a medias.

 

Miguel Macaya

GALERÍA JORGE ALCOLEA

c/ Claudio Coello, 28

Madrid

Hasta el 8 de marzo de 2023

 

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